📊 No es la Gran Dimisión, es el Gran Amago
Gracias Movistar, Vodafone y Orange por curtir a los millennials en el sutil arte de la negociación 'me voy a la competencia'
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En el último mes se han publicado varios reportajes sobre si la Gran Renuncia estaba llegando a España:
2022-05-22, Inma Benedito en Business Insider: “El número de españoles que renuncian a su empleo se ha disparado un 100% en marzo de 2022” [disclaimer: las variaciones porcentuales muy elevadas, por encima de las tres cifras, suelen corresponder a cifras absolutas muy bajas; en el caso de este reportaje, se hace hincapié en 4.006 trabajadores de un total de unos 20 millones de trabajadores].
2022-05-24, P. Soler en El Confidencial: “'In Spain we call it Gran Rotación': por qué aquí no hemos dejado en masa los empleos“.
2022-05-27, Lucía Velasco en El Periódico de España: “Nadie quiere ser explotado“.
2022-06-13, Héctor G. Barnés en El Confidencial: “Vives rodeado de gente que ha dejado el trabajo pero sigue cobrando“.
Además del esfuerzo a la hora de inventar un concepto molón para designar un mismo fenómeno —Gran Dimisión, Gran Renuncia, Gran Rotación, Gran Exilio…—, la mayoría de los datos utilizados en estos reportajes se basan en encuestas llevadas a cabo por consultoras y empresas privadas, obviando la principal fuente de datos laborales tanto de España como de la Unión Europea: la Encuesta de Población Activa (EPA). Oculta entre las 91 variables que aparecen en los microdatos, hay una pregunta que los encuestadores del INE llevan realizando trimestralmente desde 2005 a los trabajadores españoles: ¿está buscando otro empleo o está haciendo gestiones para establecerse por su cuenta?
Nunca antes hubo tantos trabajadores intentando cambiar de empleo: más de un millón y medio de ocupados compatibilizan sus obligaciones laborales con la búsqueda de un trabajo mejor —porque nadie pretende cambiar a peor—.
La pandemia del covid-19 ha roto los esquemas mentales de muchos empleados y trastocado el mercado laboral tal y como lo conocíamos. Tras el shock de 2020, los ocupados han reconfigurado los requisitos de su trabajo ideal y se han lanzado a buscarlo en masa. En apenas un año, el número de personas que se están moviendo en el mercado laboral ha aumentado en casi 450.000, al pasar de 1,09 millones del último trimestre de 2020 a los 1,53 millones de los tres primeros meses del año. Si a esta cifra le sumamos los 3,17 millones de parados, tenemos que en España hay 4,7 millones de personas buscando empleo, un 20% de la población activa.
Este máximo también se observa en términos relativos: el 7,6% de los empleados está buscando otro trabajo, mismo porcentaje que en el segundo trimestre de 2013. Entonces se tardaron cuatro años tras la crisis económica en pasar de porcentajes por encima del 5% hasta el pico del 7,6%. Ahora se ha logrado en tan sólo dos trimestres.
Ambos momentos no pueden ser más diferentes. En 2013 España estaba inmersa en la segunda parte de la doble recesión, con 17 millones de trabajadores y tasas de paro por encima del 25%. Ahora, pese a los malos augurios de una posible recesión para los próximos meses, España supera los 20 millones de ocupados y la tasa de desempleo es del 13,65%, la mitad que hace una década. El perfil de personas que busca cambiar de empleo tampoco puede ser más diferente en ambos momentos.
Perdiendo el miedo a la movilidad laboral
Dejemos clara una cosa desde el principio: quienes más buscan cambiar de trabajo son aquellos perfiles que suelen ocupar los empleos menos cualificados y con peores condiciones laborales: veinteañeros, personas con poco tiempo en una empresa y con estudios primarios. ¿Lógico, verdad?
Pero al comparar ambos momentos —salida de la segunda recesión (2013-2015) y situación post-pandémica (2021 hasta…)—, las diferencias son notorias. Tomemos la edad de los trabajadores. Hace diez años, cuando las negociaciones laborales se limitaban a frases del estilo “esto es lo que hay, o lo tomas o lo dejas” o “tengo a cientos de personas que querrían tu puesto”, había más veinteañeros intentando cambiar de empleo que actualmente. En cambio, los más adultos no arriesgaban tanto en la búsqueda de empleo: hacía mucho frío fuera de la empresa.
Ahora se da la situación contraria: los jóvenes no se están moviendo tanto en el mercado laboral, mientras los treintañeros en adelante—con la excepción de los últimos de la generación X (40-44 años)— están buscando ahora más trabajo que hace diez años, especialmente los adultos jóvenes —la generación de la doble crisis— y los veteranos que se están aproximando a la jubilación.
Estos empleados de más edad suelen acumular muchos años de antigüedad. Y pese a gozar de mayor estabilidad laboral y mayor jerarquía en la empresa, los trabajadores más veteranos están perdiendo el miedo a cambiar de empleo. Los ocupados que llevan más de cinco años en un puesto están buscando ahora más trabajo que durante la recesión de 2013.
La filosofía laboral de nuestros padres —”encuentra un trabajo para toda la vida”— está saltando por los aires sin apenas darnos cuenta.
¿Y si estamos ante el Gran Amago?
Viendo estos datos, creo que el mejor término que describe lo que está sucediendo en el mercado laboral español es el de Gran Mejora —Great Upgrade en inglés—. Porque los ocupados no están abandonando sus trabajos para dedicarse a la vida contemplativa, sino que los están dejando para irse a otros mejores. Incluso científicos e investigadores están cambiando sus puestos estables en universidades por otros con mejores condiciones laborales en empresas privadas, tal y como detalla este reciente reportaje de Nature.
Pero como yo también quiero acuñar un nuevo concepto molón, aquí va el mío: el Gran Amago. Desde que pasamos a la vida adulta, los millennials hemos obtenido los servicios que cubren nuestras necesidades básicas —teléfonos móviles e internet— con la misma estrategia de negociación: el amago de portabilidad.
— Mira, que llevo tres años con vosotros. ¿Qué me ofrecéis?
— Nada, la tarifa estándar.
— Pues me voy a la competencia.
— ¡Espera! Te podemos ofrecer un 50% de descuento, el último iPhone, Netflix, HBO, Amazon Prime, un año gratis de fútbol, dos años gratis de series, tres años gratis de estrenos… ¡y este magnífico apartamento en Torrevieja!
Desde hace unos años hemos ido incorporando esta misma estrategia a nuestra negociación laboral con las empresas. Como bien sabemos los periodistas, no hay mejor forma de que te suban el sueldo que tener una oferta de otro medio —o que se cree uno nuevo—. Con los cambios estructurales que están ocurriendo en el mercado de trabajo —teletrabajo, jornadas semanales de 32 horas, escasez de mano de obra…—, el Gran Amago se antoja como la mejor estrategia para lograr estas condiciones laborales.
— Mira, que llevo diez años en la empresa. ¿Qué me ofrecéis?
— Nada, ni antigüedad ni trienios. Nuestro agradecimiento, y una cesta en Navidad.
— Pues me voy a la competencia.
— ¡Espera! Te podemos ofrecer un aumento de sueldo del 20%, tres días de teletrabajo, jornadas semanales de cuatro días, cursos de formación a cargo de la empresa… ¡y este magnífico apartamento en Torrevieja!
Lo que es evidente es que ahora mismo es el trabajador quien tiene la sartén por el mango, tanto si cambia a un mejor empleo como si permanece en el actual pero con mejores condiciones.
Cambiar de trabajo como de móvil
El Gran Amago evidencia una realidad económica poco conocida y que contradice totalmente lo que nos decían nuestros padres sobre el trabajo para toda la vida: quienes más cambian de empleo acaban sus carreras profesionales con más dinero. Según una noticia de Forbes de 2014, los trabajadores que permanecen de media más de dos años en la misma empresa ganan un 50% menos de dinero. “¿Por qué las personas que saltan del barco son recompensadas, cuando los empleados leales son castigados por su dedicación?”, se pregunta el reportaje.
La respuesta se encuentra en el temor a las crisis económicas, momentos en los que disminuyen los salarios de los trabajadores que cambian de puesto. Pero como refleja el siguiente gráfico, estos momentos apenas han durado dos años (2003-2004 y 2009-2010), mientras que durante el resto del tiempo las personas que cambian de empleo han ganado mucho más que los que priman la estabilidad laboral. Ahora mismo, el salario de los estadounidenses que cambian de empleo se está incrementado de mediana un 6%, por el 4,5% de los que permanecen fieles a su empresa.
Por esta razón, otra noticia recomienda cambiar de trabajo cada dos o tres años, ya que cada movimiento laboral suele llevar aparejado un incremento salarial por encima del 10% para el trabajador. Lo que me ha recordado que en septiembre se me acaba la permanencia con mi operador de internet, así que tendré que ir pensando en hacer el ¿duodécimo? ¿vigésimo? ¿trigésimo? amago de portabilidad de mi vida.