Los 'beberoños' de los millennials 🤰🏻👶🏻🍂
Muchos millennials nacimos en primavera, pero ahora nuestros hijos suelen nacer en el 'veroño'
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La vida son etapas. A los 16 años es cuando tus amigos empiezan a salir de fiesta, beber alcohol y fumar. A partir de los 25, te enteras de los muchos viajes que hacen tus conocidos y tú también te subes al carro de Ryanair. A los 30 empieza la época de las bodas. Y a los pocos años, empieza la época de los hijos.
Ahora mismo los millennials estamos en esta última etapa. Lo que hace cinco años era una sucesión constante de bodas —he llegado a tener seis bodas en un año, de las que tres coincidieron el mismo día—, ahora es una sucesión constante de partos, fotos y vídeos de WhatsApp con la última monería de un bebé.
Y me he dado cuenta de que muchos de mis amigos y conocidos han tenido a sus hijos en el veroño, entre finales de agosto y octubre. En cambio, me parece que gran parte de la generación millennial hemos nacido en primavera, sobre todo en abril y mayo —se puede decir que acaban de comenzar los 40 días de oro de los cumpleaños millennials; sólo tenéis que fijaros en las felicitaciones diarias que ya empiezan a aparecer por las redes sociales—.
¿Se trata de un caso más de la heurística o sesgo de la disponibilidad o realmente ahora se producen más nacimientos tras el verano?
Que los datos respondan a esta pregunta.
Antes de empezar
La fuente original de los datos es la Estadística de Nacimientos, a la que he accedido a través del servicio API JSON del Instituto Nacional de Estadística (INE). El proceso ETL que he seguido se detalla en este script.
La metodología, el análisis exploratorio de datos y el código para producir los gráficos del proyecto están disponibles en este repositorio de GitHub.
Qué dicen los datos
Analizando los datos del INE del período 1975-2019, se observa un cambio de tendencia en la distribución anual de los nacimientos durante las últimas décadas. Durante la Transición y la década de 1980, la mayoría de los bebés nacían en primavera, especialmente en mayo. Hasta 1987 y de forma ininterrumpida, mayo fue el mes con mayor número de nacimientos, llegando a representar más del 9% de los partos anuales —la distribución uniforme es de 8,33% (1/12)—. Por debajo de este porcentaje se encontraban febrero —algo lógico al tener menor días—, noviembre y diciembre.
Pero a partir de los noventa, el cambio de tendencia se fue haciendo más evidente. Mientras los meses primaverales fueron perdiendo peso en la distribución anual de los nacimientos; agosto, septiembre y los meses otoñales han ido registrando cada vez más nacimientos. Hasta tal punto que octubre es el mes en el que ahora nacen más bebés. En cambio, abril y junio —febrero sigue y seguirá estando en la cola— son los meses con menos partos, cuando hace cuatro décadas tenían porcentajes superiores al 8,33% de la distribución uniforme.
Si se compara la evolución de los nacimientos en mayo —el mes por excelencia de los millennials— y octubre —el mes más predominante de la nueva generación—, se observa cómo a finales del siglo pasado la tendencia se invirtió de manera definitiva. Hasta entonces, mayo registraba cada año un mayor número de nacimientos. Pero desde 2001, octubre es el mes favorito de las familias para dar a luz a sus bebés. Pese a ello, octubre tan sólo ha representado más del 9% de los nacimientos anuales en un año (2007), cuando mayo llegó a superar este porcentaje en siete años durante el período 1975-1985.
Si añadimos a esta comparativa los meses inmediatamente anteriores —abril y septiembre, respectivamente—, se observa cómo la distancia entre los nacimientos que se produjeron en el veroño y en la primavera ha ido creciendo con el paso de los años. Ahora, el porcentaje de bebés nacidos en abril y mayo —algo más del 16%— se sitúa por debajo de la distribución uniforme, cuando los nacidos tras el verano representan el 17,5% de los partos anuales.
Posibles hipótesis
Al ver estos datos, se me ocurren varios factores que pueden estar detrás de este cambio de tendencia. Lógicamente, son hipótesis hipotéticas que habría que confirmar con otros estudios —si alguien conoce alguno ya realizado, por favor que me lo haga llegar—.
Las parejas ya no tienen hijos nada más casarse. Hasta finales del siglo pasado, era bastante habitual que las parejas que se casaban tuvieran a su primogénito antes de cumplir un año de casados —yo soy uno de estos casos—. Y como sigue pasando, las bodas se suelen celebrar en verano —yo no soy uno de estos casos—. Así que en muchas ocasiones la mujer ya se quedaba embarazada a las pocas semanas de casarse, todavía durante el verano, nueve meses antes de la primavera del siguiente año. En cambio, ahora es bastante habitual que pase uno o más años entre la boda y el embarazo, sin que los millennials tengamos una especial prisa por tener hijos.
Aprovechar el otoño y el invierno para pasar en casa los primeros meses del bebé. El anterior punto explicaría que la primavera —sobre todo mayo— haya dejado de ser la época del año con más nacimientos, pero no por qué la mayoría de los bebés nacen ahora tras el verano. Una razón puede ser que las familias planifiquen tener a sus hijos en otoño para que así los primeros meses del bebé coincidan con el invierno, en los que apenas se está al aire libre por el frío y la lluvia. Y ya que los primeros meses de un bebé exige estar la mayor parte del tiempo en casa, pues qué mejor momento que durante el invierno, que vas a estar mucho tiempo en casa de todas formas.
Disfrutar del último verano sin hijos y enlazarlo con los permisos. Otro factor a tener en cuenta es el acceso de la mujer al mercado laboral y el tener derecho a unas vacaciones pagadas. Así que antes de ser padres, algunas parejas pueden pensar en disfrutar de unas últimas vacaciones sin nadie a su cargo y casi enlazarlas con los permisos de maternidad y paternidad.
Que los millennials queramos eliminar a Tauro y Géminis del horóscopo. Total, los millennials nos hemos cargado tantas cosas —o eso dicen—, que nunca hay que descartar esta posibilidad. ¯\_(ツ)_/¯
Postdato
Más allá de las tendencias generales que he explicado hasta ahora, la Estadística de Nacimientos mensuales del INE también muestra algunos picos o valles puntuales, motivados casi siempre por la entrada en vigor o eliminación de políticas para fomentar la natalidad y la conciliación laboral.
El caso más llamativo es el de diciembre de 2010. Como mencioné anteriormente, el mes en el que nacen más bebés en el siglo XXI suele ser octubre. Pero en 2010 lo fue diciembre, con casi el 9% de los nacimientos anuales, superando ampliamente el 8,74% de diciembre de 1999. ¿A qué se debió este inusual pico en diciembre de 2010?
Según un estudio de las investigadoras Libertad González, Cristina Iborra y Almudena Sevilla, el aumento de los nacimientos a finales de 2010 se debió a las prisas de los padres para poder cobrar el cheque-bebé de 2.500 euros, que se eliminaba a partir del 1 de enero de 2011. El estudio cifra en 2.000 los partos que se adelantaron por razones no médicas durante las últimas semanas de 2010, provocando un mayor número de hospitalizaciones y que estos bebés pesaran menos al nacer.
Algo parecido puede estar pasando en los últimos años, pero en sentido contrario. Desde 2018, cuando la duración del permiso de paternidad empezó a aumentar paulatinamente hasta su equiparación en 2021 con el de las madres, se observa un repunte de los nacimientos en enero respecto a los años anteriores, mes en el que entraban en vigor los aumentos de los permisos de paternidad. Es probable que este incremento de los nacimientos en enero pueda aún verse en los datos de 2020, pero la pandemia del COVID-19 supone otro factor a tener en cuenta en los nacimientos mensuales que están teniendo lugar desde el pasado mes de diciembre y lo que llevamos de 2021.